La historia de este pequeño recorte esta lejos de ser romántica.
Porque por más que queramos idealizar nuestros lazos familiares, nuestro pasado esta cargado de dolores y trágicos errores.
Por estos días estoy haciendo mi árbol genealógico y sin entrar en tanto detalle y debate sobre esto les quería mostrar este recorte de la revista zigzag al que me llevó mi búsqueda del pasado femenino de mi linaje.
Por el lado materno y de mi abuela siempre he sabido que se puede llegar muy lejos hacia atrás, pues mi abuela viene de una familia de elite, latifundistas de Curicó, profesionales etc. Por lo que se conserva mucha información desde un elitismo Delano.
Entonces Por lado materno, la mamá de mi mamá es María Luisa Mancilla Delano, su madre fue Matilde Delano Díaz, quien tuvo como madre a Isolina Diaz Porraz. Mujer que aparece en el recorte en la esquina inferior izq. Isolina fue casada de 16 años y murió “de parto” a los 35 años.
Mi mamá si sabe más de este lado familiar, también mi abuela nos contaba mucho de sus vivencias de privilegio de su familia Mancilla-Delano, antes de que tuvieran que vender el campo. Por eso también pude escuchar la historia de esta mujer, quien en su corta vida parió al menos unos 7 hijos vivos y quien sabe cuantos habrá perdido.
Mirar al pasado para mi ha sido realmente muy sentido. El ver a esas mujeres que independiente de su lugar en la elite fueron mujeres violentadas, y relegadas también a pertenecer al hombre como propiedad.
No me quito de la cabeza que Isolina Díaz Porras fue una mujer usada para parir la descendencia Delano.
Y volviendo al recorte, en él podemos ver una serie de personas, chilenas, de la aristocracia, con nombres y apellidos, logros, matrimonio o muerte y en contraste una mujer mapuche de Lebu, anónima, expuesta en ese espacio solo por su vestimenta y cultura diferente, casi como una anécdota pintoresca, una nota documental o antropológica con suerte.
Y me pregunto, ¿Cuánto ha cambiado esa forma de pensar? En donde unos son considerados vecinos, parte de una sociedad, mientras que otros son considerados patrimonio y objeto de estudio o espectáculo.
Les invito a que hagan el ejercicio en sus museos y revistas favoritas, en sus influencies de la cultura que siguen y me comenten si ha cambiado o no ha cambiado el tono de las exposiciones.
Las mujeres cada día somos menos patrimonio del hombre, pero si seguimos oprimidas, lidiando además con dolores y traumas de las mujeres que nos precedieron, que se nos han heredado como mandato por generaciones que debemos cuestionar y sanar.
Las ñañas mapuche han comenzado a tener nombre y apellido, pero hace falta ser críticos con los espacios “culturales” que hoy en día siguen usando su imagen, arte y cultura para patrimonializar a los pueblos, sin darles voz para hablar por si mismas, narrar sus dolores y exigir reparación y justicia.
Sigo completando como laminas de álbum la historia de mis antepasados, una telaraña que se expande exponencialmente y que nos permite reconocernos como parte de una historia que se sigue escribiendo.